¿Se puede ver “It’s Okay to Not Be Okay” en 2025?

La verdad detrás de los escándalos y por qué aún vale la pena

Escrito por peregrinacoreana.com

28/11/2025

Si hay un K-drama que provocó amor, trauma y discusiones que todavía hoy arden en Reddit, es It’s Okay to Not Be Okay. Por más escándalos, filtraciones y titulares incómodos, la historia sigue tan vigente que una no puede evitar preguntarse si es justo que los desastres personales de sus protagonistas (casi parece una maldición) terminen manchando una historia tan impecablemente bien contada.

Crédito: tvN / Netflix — “It’s Okay to Not Be Okay” (2020).

Pero hoy, si entras a Twitter, Reddit o TheQoo y pones los nombres de Kim Soo-hyun o Seo Ye-ji, lo que sale ya no son edits románticos, sino hilos, pruebas, comunicados legales, marcas cortando contratos y fandoms peleando

Con todo lo que hoy sabemos sobre ellos, ¿se puede seguir viendo It’s Okay to Not Be Okay sin sentirte rara? O, dicho de otra forma —y con toda honestidad adulta—: ¿debería ver It’s Okay to Not Be Okay ahora? Esa es la pregunta que muchas nos hacemos antes de volver a tocar una historia tan linda como complicada.

Seo Ye-ji: de reina del cuento oscuro a protagonista del escándalo más incómodo del Hallyu

Fans occidentales con vestimentas temáticas y pancartas personalizadas antes de un concierto de TXT (ACT: PROMISE).

Crédito: Imagen generada con IA (Gemini) por Peregrina Coreana.

Cuando It’s Okay to Not Be Okay salió al aire, Seo Ye-ji parecía imparable: voz grave, presencia magnética, estética gótica perfecta. Pero en 2021 todo se fracturó cuando se filtraron supuestos mensajes con su ex Kim Jung-hyun. La narrativa que tomó fuerza —alimentada por medios y fans furiosos— fue que Ye-ji habría influido en su comportamiento distante durante el rodaje de Time en 2018.

A eso se sumaron viejos rumores: bullying escolar, trato difícil, dudas sobre su historial académico. Las agencias defendieron que los chats eran discusiones de pareja y que la salida de Kim Jung-hyun fue por “problemas de salud”, no por órdenes de nadie. Pero ya sabemos cómo funciona Corea: cuando la tormenta cae, cae completa.

Mientras tanto, la ironía encendía aún más los foros: mientras supuestamente “prohibía” escenas románticas a su novio, ella filmaba dramas llenos de skinship, química intensa y momentos eróticos. El contraste fue gasolina pura.

La industria reaccionó como siempre: cancelaciones, marcas retirándose y silencio absoluto. Su intento de regreso con Eve en 2022 fue tibio; no suficiente para borrar la sombra del escándalo.

Recién en 2024 volvió a mostrarse en público, con nueva agencia, nuevas fotos y una actitud más suave. En 2025 está en conversaciones para un thriller (Forest of Humans) que podría ser su primer papel relevante desde el escándalo. Pero su posición sigue frágil: fans leales por un lado, detractores feroces por otro.

Seo Ye-ji no está acabada, pero tampoco rehabilitada. Está en ese limbo raro donde conviven talento, polémica y una pregunta que nadie puede responder del todo:

¿puede volver una actriz cuyo brillo y sombra pesan exactamente lo mismo?

Kim Soo-hyun: el niño dorado en el centro de una tormenta que nadie imaginó

Fans occidentales con vestimentas temáticas y pancartas personalizadas antes de un concierto de TXT (ACT: PROMISE).

Crédito: Imagen generada con IA (Gemini) por Peregrina Coreana.

Lo de Kim Soo-hyun duele distinto, porque no estamos hablando de un actor problemático, sino de una de las figuras más queridas y cuidadas del entretenimiento coreano.. El protagonista de It’s Okay to Not Be Okay, el hombre de My Love From the Star, el rostro perfecto de mil campañas… y, por si fuera poco, la estrella absoluta de Queen of Tears, ese fenómeno que rompió ratings, tendencias y récords justo antes de que su vida personal empezara a derrumbarse. Venía de un éxito monumental, con contratos millonarios y una nueva serie de alto perfil para Disney+ —Knock-Off— lista para estrenarse, cuando ocurrió la tragedia que lo llevó del pedestal al ojo de la tormenta.

La historia que hoy lo persigue no empieza con él, sino con Kim Sae-ron. En 2022, ella tuvo un accidente manejando ebria y chocó contra un transformador en una calle de Gangnam, lo que provocó un corte eléctrico local y un escándalo inmediato. La presión pública fue feroz: perdió proyectos, fue sacada de Bloodhounds y su agencia, Gold Medalist, adelantó el dinero para cubrir compensaciones y penalidades contractuales. Ese adelanto terminó convirtiéndose en una deuda personal de alrededor de 680–700 millones de won, una cifra imposible para una actriz que, desde ese momento, dejó prácticamente de recibir ofertas de trabajo.

Mientras ella trataba de recomponer su vida, se hablaba de que trabajaba discretamente en cafeterías, intentando pagar una deuda que solo parecía crecer. Y aunque sí cometió un error grave con aquel accidente, hubo algo más difícil de ignorar: tres años de acoso mediático, titulares crueles y un escrutinio constante que la dejó sin aire. Kim Sae-ron no solo estaba endeudada; estaba completamente expuesta, sin agencia que la protegiera, sin proyectos que pudieran sostenerla y con un público que no sabía cuándo dejar de castigarla.

El 16 de febrero de 2025 —día del cumpleaños de Kim Soo-hyun— la encontraron muerta en su apartamento. Tenía 24 años. La policía habló de suicidio, y el país entero quedó en silencio. Corea, que durante años la había convertido en noticia diaria, de pronto tuvo que enfrentar la realidad de lo que significa presionar a alguien hasta quebrarlo.

Y ahí es cuando la tormenta se trasladó hacia él…

Lo que comenzó como un rumor terminó tomando fuerza: que habían tenido una relación, que quizá había ocurrido desde antes, que él la había dejado sola, que había distancia, que había heridas. Primero fueron los foros, luego un canal de YouTube, y finalmente la propia familia de Kim Sae-ron mostró capturas, tiempos, mensajes, líneas que dejaban más preguntas que certezas.

Gold Medalist —la agencia que representaba a ambos en distintos períodos— negó tajantemente cualquier relación cuando ella era menor de edad. Admitieron, sí, que fueron pareja entre 2019 y 2020, cuando ella ya era adulta. Y anunciaron demandas por difamación contra quienes estaban usando la tragedia para destruirlo.

Dos lightsticks ARMY Bomb de BTS sostenidos en alto durante un concierto, con el escenario iluminado al fondo.

Crédito: Imagen generada con IA (Gemini) por Peregrina Coreana.

Todo se volvió más duro cuando él tuvo que presentarse frente a la prensa. Kim Soo-hyun no se mostró como la estrella impecable que siempre había sido, sino como un hombre agotado. Reconoció la relación pasada, negó las acusaciones que lo pintaban como responsable de su muerte o de sus deudas, y dijo algo que quedó resonando:

“No puedo admitir algo que no es verdad.”

Pero la industria no sabe esperar.
Prada y varias marcas cortaron contrato en cuestión de horas.
Knock-Off, su serie para Disney+, quedó en pausa indefinida.
Y Queen of Tears, que hace solo un mes era “LA serie del año”, quedó opacada por un ruido que ninguna estrella puede controlar.

Hoy Kim Soo-hyun está en un limbo muy parecido al de Seo Ye-ji, pero más silencioso. No está cancelado oficialmente, pero tampoco activo. No se le ha visto en actividades públicas desde la conferencia; su agenda está vacía; y aunque algunos fans lo defienden con fuerza, otros prefieren esperar a que la verdad —la real, no la que dictan los titulares— se aclare. Lo que sí se sabe es que la producción de Knock-Off está detenida y Disney+ Corea todavía no anuncia un nuevo calendario. En los foros se habla de que él está “replegado”, cuidando su salud mental y esperando que la batalla legal avance antes de tomar nuevas decisiones.

Mientras tanto… me quedo con la misma pregunta incómoda: “¿cómo separamos la obra del artista?”

Dos lightsticks ARMY Bomb de BTS sostenidos en alto durante un concierto, con el escenario iluminado al fondo.

Crédito: Imagen generada con IA (Gemini) por Peregrina Coreana.

Esta es una de mis series favoritas y es difícil recomendarla después de tanta agua derramada. Por eso hago este ejercicio: para echarle más agua al vaso y que el sucio se diluya y se vaya. Como en la vida misma, la historia personal del artista no tiene por qué empañar su arte. Lo que para ellos fue un momento de profunda entrega permitió que nosotros pudiéramos disfrutar de una obra maravillosa.

Obviamente hay historias más extremas que otras, y creo que ambos tuvieron momentos terribles y desafortunados. Ojalá logren retomar su camino y encontrar un poco de paz consigo mismos. Así, todas podremos disfrutar sin culpa esta serie que nos recuerda algo tan humano y tan necesario como que “está bien no estar bien”.

Y más allá de la belleza visual, hay algo que este drama hizo mejor que nadie: mostrar la fragilidad adulta sin ridiculizarla. La dinámica entre Moon-young, Gang-tae y Sang-tae sigue siendo uno de los retratos más delicados de neurodivergencia que ha dado un K-drama. No trata a Sang-tae como un símbolo ni como una responsabilidad, sino como una persona completa, con talentos, límites, deseos y un dolor que es suyo.

Verla hoy no es ignorar lo que pasó, es permitir que una historia hermosa hable por sí misma. Porque It’s Okay to Not Be Okay nos recuerda, con una delicadeza que pocas series tienen, que todos cargamos algo. Que sanar es torpe. Que amar es difícil. Que crecer no siempre se ve lindo. Y quizá por eso esta historia sigue llegando tan hondo, incluso para quienes la miran por primera vez.

P.D.: Yo amé tanto esta serie que hace unos años importé un pequeño lote de Mang-tae para un mini emprendimiento que nunca terminé de tomar en serio. Soy pésima vendedora, lo admito,  y todavía me quedan algunos, aunque todo el equipo de Peregrina Coreana ya tiene el suyo.

Siempre me ha enternecido ver que, casi siempre, son hombres quienes los compran para regalárselos a sus novias. Hay algo precioso en eso.

Y bueno… si algún lector o lectora en Chile quiere adoptar uno para que cuide sus noches, aquí les dejo el link.